sábado, 5 de mayo de 2012

III DOMINGO DE PASCUA . Ciclo B



Domingo 22 de abril de 2012
III DOMINGO DE PASCUA - Ciclo B

ENTRADAHermanas y hermanos, bienvenidos y bienvenidas a esta celebración en la que continuamos el festejo de la Resurrección. El evento de la resurrección no afecta sólo al Resucitado, afecta también a todo  discípulo en la medida en que éste se deja transformar para ponerse en el camino de la misión: ser testigos. Estamos convencidos de la resurrección, sin embargo, nuestras actitudes prácticas todavía no logran ser permeadas por ese acontecimiento, por eso necesitamos el encuentro existencial con el Resucitado para que su Espíritu nos transforme. Con esa actitud de encuentro que nos cambia les invito a ponerse de pie y entonar el canto para iniciar esta celebración en la que nos encontraremos con el Resucitado para salir como testigos..


PRIMERA LECTURA Hc 3, 13-15. 17-19 (El mesías tenía que padecer y Dios lo resucitó)
Pedro nos invita a contemplar al Señor que hemos rechazado y, cómo él, experimentar el don inefable del perdón. Escuchemos con mucha atención.

SEGUNDA LECTURA I Jn 2, 1-5 (Cristo es víctima de propiciación por el pecado)

A pesar del perdón del Señor, el pecado está presente constantemente en nuestra vida, pero tenemos al más grande intercesor. a quien debemos demostrarle nuestra fidelidad no con palabras, sino con la plena identificación con él que es cumpliendo su palabra.  Pongamos atención a la carta de San Juan.

EVANGELIO Lc 24, 35-48 (Estaba escrito: el mesías padecerá y resucitará)
Aún después de la Resurrección Jesús continúa instruyendo a sus discípulos porque los eventos de la Pasión aún no han podido ser suficientemente asimilados por ellos, por ello no logran establecer la relación entre el Jesús con quien ellos convivieron y el Jesús glorioso. Poco a poco tendrán que asumir que a ellos les tocas ser testigos de esa obra del Padre pero a partir de la transformación de su propia existencia, el evento de la Resurrección es, antes que nada, el evento de la renovación comenzando por las convicciones personales. Escuchemos la palabra del Señor.

OFERTORIO
Ofrezcamos al Señor todo el esfuerzo que realizamos por erradicar de nuestra vida y de nuestro mundo el pecado que les agobia.

COMUNION
Comulgar es llevar a plenitud el amor con el Resucitado identificándonos plenamente con su persona y sus mandatos. Con esta actitud acerquémonos a ahora a realizarlo como hermanos.

SALIDA
Tenemos ahora una misión que cumplir: ser testigos del resucitado y erradicar el pecado de nuestras vidas y del mundo. Vayamos a realizarla con la alegría y fuerza que nos da el habernos encontrado con el Resucitado, el único capaz de cambiar nuestras existencias.

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