jueves, 7 de junio de 2012

CUERPO Y SANGRE DE CRISTO - Ciclo B


Domingo 10 de junio de 2012
CUERPO Y SANGRE DE CRISTO - Ciclo B

ENTRADA: Bienvenidos y bienvenidas a la celebración de la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo. Es una conmemoración de compromiso: el pan que se comparte debe ser símbolo de nuestra persona, nuestros bienes, nuestra vida entera que se parte, como Jesús, para repartirlo y compartirlo con los que son nuestros prójimos cotidianos. «La sangre que se derrama por ustedes» significa la muerte violenta que Jesús habría de padecer como expresión de su amor al ser humano; «beber de la copa» lleva consigo aceptar la muerte de Jesús y comprometerse con él y como él a dar la vida, si fuese necesario, por los otros. Y esto es lo que se expresa en la eucaristía; ésta es la nueva alianza, un compromiso de amor a los demás hasta la muerte. Quien no entiende así la eucaristía, se ha quedado en un puro rito que para nada sirve y que es el más grave sacrilegio: comer y beber el Cuerpo y Sangre del Señor indignamente. Queriendo vivir existencialmente este misterio, no como rito semimágico, entonemos, de pie, el canto que inicia nuestra celebración


PRIMERA LECTURA (Ex 24, 3-8) Tenemos en esta lectura la Alianza del Sinaí, origen y prototipo de todas las demás alianzas que Yahvé sellará con su pueblo: oferta gratuita de Dios, escucha de la Palabra, sumisión del hombre a la misma, ratificación del Pacto con la Sangre del Cordero. … y un nuevo Pueblo de Dios. Escuchemos este relato de los orígenes de la historia de nuestra fe.

SALMO 147 (Levantaré el cáliz de la salvación) Utilizamos hoy la segunda parte del Salmo 147 para exaltar el poder y la misericordia de Dios, el creador y salvador del género humano, que ayuda a los más pobres y los sinceramente humildes. Vamos a responder Levantaré el cáliz de la salvación

SEGUNDA LECTURA (Hb 9, 11-15) La nueva Alianza ya no necesita de sacrificios, nos dice la lectura, porque la entrega y sacrificio de Cristo eliminó los de la antigua Alianza. Él ha expiado, -de una vez para siempre-, nuestras infidelidades y pecados, por ello somos dignos de ofrecer al Padre el nuevo culto, que nos hace herederos de la promesa. Cristo mismo es el mediador en esta nueva situación. Cristo se hace solidario con el hombre hasta en la muerte, para establecer entre nosotros y Dios unas nuevas relaciones: las de vida. Acojamos esta reflexión.

SECUENCIA La secuencia de la Misa del Corpus Christi está constituida por un bellísimo himno gregoriano, titulado Lauda Sión. Bellísimo por su variada y suave melodía y mucho más por la letra, en él Sto. Tomás canta la excelsitud del don de Dios para con nosotros y la presencia real de Jesús, en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en el pan y en vino consagrado.

EVANGELIO (Mc 14, 12-16. 22-26) El evangelista Marcos nos presenta, en este relato, a Jesús en la última cena con los suyos, ofreciéndoles el signo por excelencia: es la institución de la Eucaristía. Ésta constituye la nueva Pascua (esto, es, la nueva fiesta de la liberación) y el nuevo culto, superando todas las expresiones anteriores de culto.  Abrámonos a éste regalo –su palabra- que nos hace Jesús

OFERTORIO Ante la situación actual o endurecemos nuestros hábitos egoístas de siempre o nos hacemos más solidarios. Definitivamente el camino del cristiano es el último. Pongámoslo ya en práctica si queremos vivir la verdadera Eucaristía: ofrezcamos lo que somos y tenemos al Señor para que este venga a ser la víctima sacrificial agradable al Padre.

COMUNION
Toda la eucaristía está orientada a crear fraternidad, pero siempre se corre el mismo riesgo: Comulgar con Cristo en lo íntimo del corazón, sin preocuparnos de comulgar con los hermanos que sufren. Compartir el pan de la eucaristía e ignorar el hambre de millones de hermanos privados de pan, de justicia y de futuro. No podemos comulgar con Jesús sin hacernos más generosos y solidarios. Con ese deseo de vivir la auténtica comunión acerquémonos a este banquete del Señor.

SALIDA
Hemos celebrado el gozo del Señor presente entre nosotros. Su Cuerpo nos une en la paz y reaviva nuestra débil esperanza. Al concluir nuestra celebración, compartamos con todos el pan de cada día y despertemos, entre los que nos rodean y con nuestro vivir, el deseo de Cristo, Pan de la Vida verdadera. ¡Feliz semana de testimonio cristiano!

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